martes, 19 de abril de 2011

Je le sais bien

JE LE SAIS BIEN


Cerró la puerta de un golpe. No miró atrás de nuevo, no lo merecían, ni él ni ella; él no merecía ni una sola mirada más de amor, ni ella su indiferencia.

¿Dónde estaba la muñequita de los labios sellados?

Ahí se encontraba Nana, dentro de la ilógica ira y las tinieblas que la envolvían. Estaba cansada.
Su cabeza daba mil vueltas, había sido un largo día.

Aún se preguntaba por qué, pero sabía que no iba a obtener ninguna respuesta, ninguna coherente.
Nada que aliviara el dolor.

 Él iluminó la oscura mirada de Nana para apagarla después, la cubrió de máscaras.
Quitó sus miedos infantiles, hizo que dejara de sentirse sola para abandonarla en medio del camino.

Eso forma parte del pasado.
Había caído en aquel gran mar de hipocrecía.

Confió en el Malveillant para hacerla feliz pero la sentencia final de él fue una aguja e hilo para coser la bella sonrisa de la doncella.
Nana no fue más que su objeto, su títere.

Mentía, decía que la amaba pero él nunca sentió amor, ni una pizca de ello.

A partir de aquella ilusión, Nana ignoraba su opinión, lo que dijera, lo que hiciera, como mirara. Estaba muerta en vida pues él se había ido.
Y ya no, ya no...

Pagaba su dolor y su pena, amor a cambio de desprecio.

Los golpes de su cabeza contra la pared eran cada vez más y más fuertes. Quería acabar con su vida, estaba harta de luchar contra sí misma y sus sentimientos.

Pronto cayó inconsciente.
En aquel momento, un bombardeo de sentimientos pasó por su cabeza.
¿Libertad, enfado, tristeza, frustración?

Intentaba borrar los amargos besos de su memoria.
Simplemente dejó que se marchara, estaba cansada de ser manipulada. Lo odiaba, antepuso la felicidad de él a la suya.

Todavía se desvanecía en medio de la lánguida niebla de la habitación.
No lo volvería a abrazar ni a acariciar pero era feliz, a pesar de todo el engaño, fue feliz.

Nana deseaba tanto su libertad que acabó por atarse a él.
Sus corazones eran demasiado oscuros, pero había una diferencia: Nana amaba el dolor, disfrutaba con ello.

"Tu amor era sólo una máscara más" - Susurró Nana.

Volvió a la lúgubre bruma que rodeaba su ataúd mientras decía:
"Je ne suis pas un jouet, JE SUIS UNE NANA" - aulló finalmente.




 





lunes, 18 de abril de 2011

Gracias por ser indiferente

GRACIAS POR SER INDIFERENTE


Intento descifrar tu mirada,

encontrar... Aunque sólo sea,

una pizca de odio, de desprecio...


Una señal, ... Una pequeña luz,

una luz que me diga

que alguno de los sentimientos 

que una vez avivé permanecen,

de alguna forma, inconscientes,

en medio de tanto dolor...


Saber que todas las lágrimas

derramadas,

¿fueron en vano?


Saber... Que los abrazos,

las caricias, las miradas...

 No se olvidarán.


¿Acaso no tienes corazón?

Sí, aunque lo niegues,

... Lo robé...


Bajé al infierno, y se lo robé al demonio.













domingo, 17 de abril de 2011

Tu aroma impregna mi piel


TU AROMA IMPREGNA MI PIEL


Tu boca recorriendo todo mi cuerpo,

dejando huella, como si de una pluma

tu lengua se tratara...

Escribiendo sonetos a lo largo de mi espalda,

rozando con tus labios,

las cicatrices que me dejaste

al coser mis alas de papel...


Respiración acelerada,

profundos aullidos,

... clamor del alma...


El latir de tu corazón retumbaba

en mi mente, la cual,

sumida en tinieblas,

declaraba abiertamente

amor puro, ardiente pasión.


... Reclamaba tu cuerpo...


Cambiando, si así fuera, 

mil hermosas palabras

por una sola caricia tuya,

mil miradas cómplices del delito,

por la certeza de tenerte a mi lado,

ser mío, ... Que, el perfume

de tu almohada no se desvanezca...


Susurrar el viento que no sólo

¿es intangible?











Esc

Maldito silencio

MALDITO SILENCIO


Grita el susurro,

armoniosas palabras a su oído.

Dilo en voz baja 

y será una oración.


Más que una caricia,

que un abrazo, 

es un beso metafísico

hecho realidad en sueños...


Y las palabras fluyeron,

como el dulce néctar por su garganta,

aunque no pronunció más que un te quiero.

... Sus palabras...


Penetró la tenebrosa mente de la escritora,

reconstruyó su corazón con meras promesas.


... Fundieron sus almas...


Caricia fugaz,

 abrazo eterno,

beso etéreo...


 Sólo un sueño,

una ilusión,

alimento de escritora.



 

Abyss of darkness

ABYSS OF DARKNESS


Si mis palabras son veneno

que recorren tus venas,

si mis pensamientos la miel

que penetra tus heridas,

¿quién borrará el recuerdo

de tu amargo beso?


Si mis brazos flaquean y desfallecen,

si mis piernas fallan y me dejan caer

por el oscuro y profundo abismo,

¿quién será el que recoja

mi cuerpo inerte al final?


Si muerta con la vida

y con el corazón empuñado,

¿serás tú

quien a la vida me devulva?



 

By your side


BY YOUR SIDE

Y fue hoy cuando comprendí

que el amor no son sólo palabras,

que va más allá de todo lo tangible,

... de todo lo terrenal...



Todo se resume a tus caricias,

suaves y cálidas,

caricias que rozan las profundas heridas

y cicatrizan,

olvidando el dolor.



 E incluso los más bellos versos

quedan reducidos a un sólo gesto:

tu mirada fija en mí,

mientras en delirantes sueños me sumerjo.


Oscura mirada clavada en mi rostro,

inerte, impasivo, frío

... Corazón palpitante, respiración irregular...



Pero pronto despierto

del agonizante sueño,

sigues a mi lado.

... Toda pesadilla está terminada.






viernes, 15 de abril de 2011

Dichter


DICHTER

Te observo, a través de mi máscara,

desde aquella que oculta mi dolor, mis heridas,

con un velo de tristeza, de falsa indiferencia.
¿Acaso no notas mi presencia?


El viento se llevó todo lo que somos, 

todos aquellos sentimientos egoístas, impuros...

Toda sonrisa, toda caricia.
¿Acaso no fue real?


No me perteneces, me repito.

Una pausa me enseñó lo que pudo ser y no fue.

No le perteneces, me digo en mis adentros...
¿Acaso tus huellas se desvanecieron de mi corazón?


El perfume de tu alma,

la negra tinta derramada en cada rincón,

lágrimas de sangre humedeciendo tersa piel.
¿Acaso te olvidaré?


Tú, tatuaje grabado en mi ser,

fuente de inspiración, suspiro de vida

... Silbido del susurro...
Respóndeme, oh Dichter.
¿Acaso aún me amas?