martes, 17 de julio de 2012

A DROP OF HOPE. (The last attempt)


A DROP OF HOPE. (The last attempt)

I... I love you, from the heart... and I miss you too much. I've changed. Yeah, I promise.
I'd never let you go. I know, I told you once and it wasn't real but this time it's true.
Yesterday I said that I wasn't gonna interfere between her and you, but I'm finding this almost inevitable. 
You tried to tell me what to do to be on the right track, but I turned a deaf ear. I'm sorry, I was wrong... Fool!

There'll not be words to say how I feel inside, this situation saddens to me.
By your side, nothing seemed impossible, nothing resisted to us. I was happy with you, and I lied when I said "I don't love you like I loved you before".
I know you don't trust me and maybe I'm forgotten... But I beg you to give me a last chance even though I don't deserve it.
I need your grace to wake up every morning before my heart stops or my last breath doesn't come.
I can't remember how does it fell to hug you, kiss you or touch you... All I can feel is pain.

Dignity or pride? Those are values I've lost.

Now I've got nothing to lose.


miércoles, 13 de julio de 2011

Hell werden

HELL WERDEN...

A sus ojos,
impasivo, distante y frío.
A los míos,
la tenue luz que me guía;

La pequeña esperanza
que me recuerda,
en cada amarga noche de soledad,
que hace veintiun mil minutos,
yo abrazaba tu cuerpo...

Mientras aquellas seis estrellas
nos guardaban con
su lejana paz...

Que tu cuerpo abordaba el mío,
con la más pura ternura,
y que ambos nos observábamos
en medio de la oscuridad,
buscando de nuevo,
nuestro particular paraiso.

... Cada átomo que tornaba
a nuestro alrededor mantenía
la escena eterna...

Bella, libre de pecado.

Mein Himmel, enséñame
las preciosas perlas que decoran
tu sonrisa y evoca de mis labios
el más profundo "Te quiero"

"Descansa, un nuevo amanecer comienza"










lunes, 27 de junio de 2011

El néctar de la felicidad...


EL NÉCTAR DE LA FELICIDAD.

Caía rendida en tu cama
por las largas horas de agonía.

Te sentaste a mi lado,
pusiste tu tímida mano
en mi vientre y
recorriste mi espalda…

Y nuestras bocas
tan cerca del roce…
Del éxtasis, del paraíso…

Interrumpidos por un maullar,
alejamos nuestros rostros
del pecado, en medio de la oscuridad.

Daba igual el por qué,
cómo, cuándo… Éramos simplemente
tú y yo, rodeados por la bruma
de la habitación, iluminados por
el pequeño rayo de luz que se
filtraba por la ventana.

Una vez más,
 me acercaba al néctar de la felicidad,
al menos por una noche…
Tus ojos fijos en los míos,
cuando yo apenas podía mantener
la mirada,
llena de culpabilidad...

De repente,
fruto de la demencia,
de nuestros labios salió una incontrolada
y tentadora fuerza que nos obligaba
a terminar con esto…

Entonces, ambos nos acercamos,
fundiendo nuestras almas
en el más profundo beso, en cuanto
sus carnosos labios hicieron arder
los míos…

“Buenas noches, Nana”.





Wake up...


WAKE UP.

Con la vista puesta en
La nada del soleado horizonte…

Mientras vehemente su pelo
Es empujado por el viento
Sobre su amplia sonrisa,
Tan reconfortable y cálida.

Abrazándome en una heroína
De pura pasión y arrebato…

Mientras de su boca
Surgen todas las palabras que
Calman esta atormentada alma
Para llevarla a la paz…

Haciendo salir a flote
La más grande de
Las sinceras y puras sonrisas.

Sacando de lo más profundo
Lo oculto en mí,
Lo que no sospechan ni intuyen,
Lo que es fruto prohibido,

Deseando…, algún día…
Que en algún momento esas palabras
Que no salen de
Sus desordenados pensamientos
Saquen el valor de donde no lo hay.





sábado, 11 de junio de 2011

Pensar


PENSAR


Y pensar que todos

tus besos se los regalas,

sin importar quién es,

cuándo te pertenece y

por qué la deseas…

sin importar si la amas…


Y sólo pensar que

quizás esta es la Venus

que merece todo aquello

… Tus sonrisas, tus caricias.


Que ese camino que

me lleva hasta tu zona vedada

es recorrido por sus blancas garras afiladas,

que abren tu torso,

sin importar el dolor,

sin importar la sangre.


… Sin importarte yo.


Y sólo pensar que 

soy yo quien merece que

sean tus labios los que rocen

esta fría y pálida piel

para avivarla con la ardiente pasión,

que sean tus manos los que acarician

todo este cuerpo

para su deleite.


Y pensar que son ellos

los que pretenden que

me ría de esta comedia.


... De esta comedia en la que

está prohibido reír.



martes, 31 de mayo de 2011

The beginning of the end


THE BEGINNIG OF THE END.

Cada maldita noche escucho
el sonido de su bomba,
impulsando vehemente su sangre.

No tiene corazón,
no tengo corazón.

Para bien o para mal
he elegido este camino,
he de afrontarlo...

Pero las memorias no...
No compensan todo el dolor,
el sufrimiento, la desesperación...
La libertad.

A tu lado, ¿qué soy?
¿Nada?

Me sonries y luego huyes,
me abrazas y luego te apartas,
... me besas y luego gritas.

Si no soy yo,
¿por qué sigues ahí?
Era tu única razón,
¿no es así?

Él, vana ilusión...
Él, etérea fantasia del pasado...
Todos, metafísicos...

Tú, ... ¿Qué eres tú?
¿Mi pasado, presente, mi olvido?

No somos más que
un par de cadáveres
que caminan y se dan la mano

Que se conserve, pues,
mi bellezza intacta
mientras callada permanezca.









viernes, 20 de mayo de 2011

CLON: Payaso

CLON: Payaso


Había recorrido todo el Este de Londres para hacer desvanecer su recuerdo, dando mil vueltas para repasar su bohemia y miserable vida. Cuando al fin llegó a casa, vio al colibrí golpeando la ventana en busca de refugio, sobrevolando las buganvillas del jardín, como cada día frío y lluvioso de invierno.
Subió las escaleras para desplomarse entre las dos pequeñas columnas salomónicas del porche. Cuando logró despejar su mente, se quitó las botas encharcadas y el pelo enmarañado de la cara.
Quitó el cerrojo de la puerta, mientras esta traqueteaba al ser empujada por el viento. El suelo crujió con el primer paso dado.
Al entrar en el vestíbulo, se detuvo cuando vio de soslayo su pálido reflejo. Repitió dentro de si misma "no llores, no llores más..." Pero su vista se fue nublando y sólo alcanzaba a ver el pardo resplandor de la lámpara que se encontraba al final del pasillo.
De su voz salió un pequeño y penetrante gemido que se desquebrajó con la primera lágrima que cayó.
Nana siguió vagamente su rumbo. 
Tiró las botas, las cuales llevaba en sus débiles manos, y se sentó en el sofá color burdeos del diminuto salón. Encendió con una simple mirada las velas de la habitación, iluminándola suavemente.
La silueta de su gato negro irrumpió bruscamente, llevándose consigo la lámpara de aceite. Estaba agitado, como si de una malévola presencia acabara de huir. Ambos presentaban el mismo aspecto, tanto Nana como su gato tenían sus ojos color rubí, totalmente inyectados en sangre, empapados por la fuerte lluvia. Parecían cansados.
El vacuo silencio inundó la casa, pero este fue interrumpido por un maullido del felino, que seguidamente desapareció en la oscuridad.
Nana se levantó sin determinacion, no estaba dispuesta a recoger los trozos dispersos del suelo, cogió una de las velas y salió de allí.
Subió la escalerilla hasta su habitación. Tropezó con el buró y cayó al suelo, descubriendo, debajo de este, el vademécum que había perdido accidentalmente hacía días. En él había anotado, pluma en mano, cada delirante palabra propia de su locura.

- ¿Acaso me puede amar por mi pálida piel, por mi rubia melena, por mis grises ojos y por  prohibida zona de mi cuerpo, objeto de su lujurioso deseo? - Susurró Nana al levantarse y ver las anotaciones en cada margen.

Se despojó de sus raidas vestiduras, sin pudor...
Al explorar sus desnudas pierna, encontró la culpable del pequeño dolor en su pierna izquierda, una brecha que iba desde la rodilla hasta la mitad de su muslo. Ignoró el detalle.
Cambió su ropaje por uno limpio y seco. Vendó su herida.
El vaivén de los árboles provocaba unos molestos y continuos golpes contra la ventana. La lluvia había cesado, pero una tormenta se acercaba.
Abrió unos de los cajones del buró, intentando encontrar, en medio de todas las buhonerías, una pluma para escribir en el vademécum otro monólogo más, aunque encontró también una aguja e hilo que trasladó inmediatamente al cuarto de baño. Cuando halló la pluma, las palabras fluyeron.


- Dime tú, maestro de marionetas, ¿por qué no logro olvidar, dejar de sentir la daga atravesar mi corazón? - Entonces las lágrimas empezaron a caer otra vez. Se ahogaba en su propio llanto.
>> "Aún recuerdo, ¿cuántas noches han pasado? ... 72 noches... Y todavía siento mi cuerpo tendido en la cama, la luz de las velas iluminando tu silueta inmóvil en la silla de madera. 
¿Recuerdas el calor de mi piel intentando acariciar la tuya, fría e inerte? Yo... Apenas es un recuerdo borroso, poco a poco se ha ido desvaneciendo. Intenté pronunciar, de nuevo e inútilmente, alguna palabra que nos diera consuelo... No brotó palabra alguna.
Fui la bufona de aquella lejana corte tuya a la que llamas "tu reino". No eres más que un gaznápiro, bruto y tosco.
Tu memoria me daba fuerzas para continuar, con un par de palabras me tenías en tus manos, que bien lo sabías... - Rió irónicamente.
>> Nunca lo pensé, nunca lo dije... Odio mi risa sardónica, ¿cuánto tiempo he de fingirla?
He pugnado contra mi durante 462 días, para no caer y dejar atrás la poquedad y acromatopsia que invaden mi vida.
No habrá ni un sólo día más."


Cogió la copa de Salemfroid, aquella en la que bebío una vez y aún tenía marcados sus labios. La rebosó de absenta, para beberla de un sólo trago.
Ebria, no lograba pronunciar nada coherente.
Entró al cuarto de baño y llenó la pila de agua. 
Rompió de un golpe el espejo y se desnudó. Después, cogió uno de los pedazos de cristal, la aguja e hilo, y se sumergió en el agua, empuñándolos.
Al volver a la superficie, pronunció las únicas palabras con sentido:


"Deseabas hasta la última gota de mi vida, hasta mi último suspiro, ¿no es así? - Exclamó, mas se detuvo para musitar finalmente... - Odio mi sonrisa sardónica.


Agarró la aguja y cosió sus labios para no volver a oír ni una vez más esa infernal risa.
Al acabar, la sangre había tintado el agua de un rojo pálido. Seguidamente, empuñó más fuerte el afilado trozo de cristal y los puso entre sus tímidos pechos. Lo clavó, deslizándolo hasta el ombligo. Arrancó su corazón, mientras en el sangriento cristal veía reflejado su cuerpo y la muerte eterna.
En realidad, hacía mucho que había muerto.